Tras una burbuja de proporciones extraordinarias la economía inevitablemente entra en una crisis correctiva .
La corrección puede ser en «V» , en «L» , o en una combinación de ambas «V-L» cuya naturaleza depende del nivel de ruptura entre oferta y demanda , del nivel de valor añadido del PIB y del grado de endeudamiento privado que ha sustentado la demanda durante la formación de la burbuja que ha causado el desequilibrio oferta / demanda , además por supuesto de las medidas aplicadas por el ejecutivo de turno para afrontar la crisis .
Cuando el presunto equilibrio entre oferta y demanda se ha mantenido durante un tiempo prolongado a base de un endeudamiento excesivo tanto por la presión inflacionista como por el desequilibrio entre el poder adquisitivo y los niveles de precio de la oferta , la recuperación simplemente no podrá ocurrir en un larguísimo período de tiempo .
La corrección en «V» ocurre en forma espontánea como reacción al tipo de burbuja formada y la mayor parte de los gobiernos adoptan medidas de carácter monetario que sólo consiguen frenar la corrección en «V» pero alargan de forma excepcional la «estagnación» o evolución en «L» .
Japón es un gran ejemplo de como no deben hacerse las cosas tal como tristemente hemos comprobado desde que se inició su crisis correctora a principios de los 90 .
Más triste es comprobar que casi todos los países afectados por la última burbuja gestada en Occidente están siguiendo el ejemplo nefasto de Japón simplemente porque desde el punto de vista político corto de conocimientos económicos , ha parecido la más conveniente .
No se acaba de entender que el sagrado equilibrio oferta / demanda es esencial para evitar situaciones de no retorno como la que ahora estamos viviendo .
La demanda desde hace ya tiempo ha venido debilitándose porque las políticas económicas no han tenido en cuenta que sólo una clase media amplia y pujante puede mantener las grandes inversiones en automóviles , otros bienes de consumo y alimentación de forma próspera y continuada .
Permitir con una política fiscal y crediticia que el dinero se concentre en un porcentaje reducido de la sociedad es la puntilla a una economía moderna .
Así pues lo primero que hay que resolver es la recuperación de la clase media que es el motor de la demanda .
La inyección de liquidez a ultranza cuando la solvencia y el poder adquisitivo de los consumidores está por los suelos , sólo consigue ahondar la sima entre oferta y demanda , concentrar más todavía los recursos en una minoría insuficiente y larvar inflaciones de costos de materias primas y energía que condenan las economías a una estagnación prolongada .
Las declaraciones políticas optimistas en este contexto además de resultar ridículas resquebrajan la confianza a medio y largo plazo .
Brahmason
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