El nivel de consciencia determina el nivel de experiencias que cada individuo es capaz de protagonizar.
El conjunto de individuos de una cierta especie tiene en común un potencial de experiencias para las que dicha especie está geneticamente dotada y que permite un cierto nivel de percepción de la realidad global.
El mayor o menor aprovechamiento de ese potencial común por parte de cada individuo, dependerá de la mayor o menor percepción que cada individuo llegue a tener de la totalidad del entorno y su capacidad para gestionar con mayor o menor éxito la suma de datos inherentes a dicho entorno.
El intelecto es el instrumento que facilita el proceso.
El intelecto sin embargo al estar ligado a las limitaciones genéticas propias de ese conjunto de individuos, dificilmente permitirá evolucionar más allá de los límites del entorno con el que están sintonizados.
Los saltos en la capacidad de percepción más allá del entorno al que nacemos, son posibles sólo mediante la ruptura con la lógica intelectual de nuestro entorno.
En esa transición es la mente liberada de las influencias de nuestro cerebro, la que mediante el pensamiento intuitivo ( libre de ataduras ) nos permite acceder a un entorno de experiencias superior, del que las experiencias "condicionadas" son sólo una parte perfectamente coherente con el nuevo nivel de percepción.
Los distintos saltos de percepción nos llevan a niveles de consciencia superiores y cada nivel da lugar a una lógica de conducta o conciencia.
Los tiranosaurios por ejemplo ejercían sus experiencias con un alto nivel de inteligencia referido a la cantidad de datos que manejaban como resultado de su percepción del entorno.
No tenemos la menor duda de que a ese nivel de datos gestionables, su coeficiente de inteligencia era muy superior al de muchísimos humanos en la capacidad de gestión por parte de esos humanos de los datos inherentes a su entorno.
Brahmason
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